La piel es el mayor órgano del cuerpo y cumple múltiples funciones esenciales: entre otras cosas, es la barrera protectora entre nuestro interior y el medio ambiente, actúa como filtro y ayuda a regular la temperatura corporal. Nuestra piel está en un constante estado de crecimiento y es afectada por todos los aspectos de nuestra vida, ya sean físicos o emocionales. Mantener nuestra piel saludable no es sólo una cuestión de apariencia, si bien es cierto que puede retrasar los signos de envejecimiento: los malos hábitos en nuestros cuidados pueden causar erupciones cutáneas, acné y llagas, y dejar a nuestra piel más susceptible a enfermedades e infecciones.

Cuidar nuestra piel no tiene por qué ser una actividad intensiva y lujosa, aunque seguir un estilo de vida saludable es clave. Acá te damos algunos consejos básicos para mantener una piel sana y radiante:

- Protegernos del sol: La exposición al sol puede provocar arrugas y manchas, y aumenta el riesgo de cáncer de piel. Para esto, tenemos que utilizar protector solar con factor de al menos 15: colocalo de manera abundante en todas las partes que estén expuestas al sol y aplicalo cada dos horas. Evitá exponerte al sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, cuando los rayos son más intensos.

- Cuidar la piel durante la ducha: Si tenés bañera, evitá usarla seguido, ya que contribuye a deshidratar la piel al eliminar los aceites naturales. Elegí la ducha, pero limitá su duración y no uses agua demasiado caliente. Utilizá jabones ricos en lípidos. Después del baño o de lavarte la cara, secate suavemente dando golpecitos en vez de frotar, para que la piel conserve algo de humedad.

- Utilizar humectantes: Aunque no sintamos la piel seca, es conveniente utilizar una crema humectante adecuada a nuestro tipo de piel en el cuerpo entero. Hacé de esto un hábito diario, en particular luego del baño y en el invierno. Tené en cuenta que las cremas corporales NO son para utilizar en el rostro: necesitarás un humectante especial formulado para tu tipo de piel.

- Limpiar e hidratar la piel del rostro: Limpiá tu rostro todos los días para eliminar la suciedad, el sudor, el sebo y el maquillaje. Tratá de no utilizar jabón: elegí desmaquillantes, leches limpiadoras o tónicos. Humectá tu rostro a diario y protegelo del sol. Antes de afeitarte, lubricá la piel con una crema o loción y afeitate en la dirección en que crece el pelo.

- No fumar: Fumar estrecha los vasos sanguíneos que se encuentran en las capas más superficiales de la piel, lo que disminuye el flujo sanguíneo y nos da un aspecto más pálido. Esto también elimina el oxígeno y los nutrientes que son importantes para la buena salud de la piel. Además, se daña el colágeno y la elastina, las fibras que le aportan fortaleza y elasticidad a la piel, por lo que contribuye a la formación de arrugas. Fumar también aumenta el riesgo de carcinoma espinocelular.

- Seguir una dieta saludable: Incorporar frutas, vegetales, cereales integrales y proteínas magras en cantidades abundantes a nuestra dieta promueve una piel con un aspecto más juvenil, además de brindarle los nutrientes necesarios para que se mantenga sana.

- Tomar mucha agua: Para mantener nuestra piel hidratada y joven, debemos incorporar cantidades suficientes de líquido. Lo ideal son 8 vasos de agua por día. ¡Tené en cuenta que tomar mate o café no equivalen a tomar agua fresca!

- Controlar el estrés: Dormir lo suficiente (al menos 8 horas), evitar sobrecargarnos de trabajo, tomarnos el tiempo para hacer las cosas que disfrutamos y mantener nuestros niveles de estrés bajos y el estado de ánimo alto ayuda a evitar que nuestra piel se vuelve más sensible a brotes de acné y otros problemas dermatológicos.

Si tenés alguna duda, realizá una consulta con un dermatólogo. Podés encontrar la especialidad de dermatología en nuestro consultorio de Santa Lucía. Llamanos al 4350744 para solicitar un turno.